Tejiendo la amistad con madrugada y luna
Llega a su fin la semana
y
elaboro un inventario,
un
ir y venir a diario
sin
la sonrisa que sana.
Veinte
horas son suficientes
si
del desvelo me curan
y
a lo lejos te murmuran
lo
que callo y tú presientes.
Tu
voz un poco apagada
aun
con palidez reía,
cosa
que agradezco al día
cuando
no esperaba nada.
Hoy te animaste a confiarme
un
malestar que te aqueja
y
sin cruzar vuestra reja
ayudaste a edificarme.
Sí
las jornadas terminan
con
su sol, su oscuridad,
pongo
a tus pies mi amistad
y
estas letras que germinan.
Te
abrazo con luz de luna
que
ríe desde el cobalto.
De
cuarteto y sobresalto
voy
tejiendo esta tribuna.
Somos
huella y madrugada
amistando
con la Diosa
blanca
que susurra y posa
en
nuestro ser, luz alada.
Me
despido bella amiga
con
la imagen de tus ojos
un
placer de los antojos
de
quien busca bien la miga.
©
Amarante M Matus
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